Tu piel,
ahora más oscura,
cuarteada, como esas hojas de otoño
empapadas por la lluvia y
secadas al sol de un agosto
asfixiante.
Tu piel, que permanece en mí
con la obstinación de un hábito
impuesto por el paso del tiempo.
Tu piel, con los años precisos para seducir-me,
inventando apretadas danzas ancestrales.
Tu piel, brotando de un tiempo pasado.
Tu piel, humedeciendo desiertos,
apretando con rabia la cordura
y deshojándola cada amanecer.
Tu piel, ahogándose en llanto en mi boca,
en carne viva abriéndose a mí.
Tu piel, desgarrada,
perdiendo mil batallas.
Tu piel…
Mi exilio
PURI!ES HERMOSO ESTE POEMA..
ResponderEliminarGracias mi querida Verito, tus palabras siempre ayudándome a seguir adelante.
EliminarUn abrazo inmenso, tan inmenso como tú