A mi madre,
pobrecita,
-en su
ignorancia-
no le
gustaba verme leer
tampoco
quiso que estudiara,
que era
algo inútil, decía.
Que
aprendiera a coser,
a cocinar,
a llevar una casa y,
que así, me
haría una mujer.
Y en eso
estamos:
Soy una
mujer
que cose,
que cocina
que lleva
una casa,
que lleva
una carga
que lleva una casa
que cocina
que cose
que lleva una casa
que lleva una carga
que lleva una casa
que cose
que cocina
Y así sucesivamente
Hasta el fin de los
días,
Si nadie…
Lo remedia
Menos mal que de vez en cuanod no le haces caso y escribes...
ResponderEliminarMe ha encantado
Mi querida Chelo, escribir es la única cosa que se viste con mi piel, a veces me la deja hecha trizas, pero siempre.. siempre está a mi lado..
ResponderEliminarBesos y mi agradeciemiento amiga
Como pensaba tu madre, la mía. A los hijos varones les empujaba a mejorar su estatus de cualquier manera, a las hijas les enseñaba a ser amas de casa. Mentalidad antigua. Mi mujer también ha recibido esa enseñanza y ambos lo sentimos pues aunque ella se esfuerza en aprender cosas ahora que no tiene tanta carga, le ha cogido bastante mayor para disfrutar de la literatura. Tú escribes muy bien, Puri, sabes expresar tus sentimientos llegando al corazón de los lectores; mi Carmen de mi alma, no sabe hacer eso. En cambio pinta, borda, hace ganchillo, cose... todo aquello para lo que había sido preparada. Un placer leerte, amiga. Un beso
ResponderEliminarTu Carmen hace cosas maravillosas.. Pintar, bordar, coser y hacer ganchillo, no es nada fácil, todo lo contrario, se necesita mucho tiempo y unas manos de artista, para llegar a hacerlo bien. Pero a pesar de que he aprendido todas esas cosas a lo largo de mi vida, nunca me han llenado tanto como escribir.
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